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Gestión sostenible, la armonía entre la empresa y la sociedad

Paco Hevia, Presidente de Execyl

Remontar una situación adversa siempre resulta complicado y, cuando estas circunstancias se encadenan, el empeño se enrevesa un poco más. A la última crisis económica, que se prolongó desde 2008 a 2014 -según los datos de la contabilidad nacional, elaborada por el Instituto Nacional de Estadística (INE)-, se suma la provocada por la actual crisis sanitaria generada por la COVID-19. Esta situación ha llevado a las empresas a afrontar un sinfín de variables adicionales, a reparar los daños producidos y a pulir las aristas derivadas de la actual coyuntura socioeconómica. En este sentido, las necesarias medidas adoptadas por las distintas administraciones y el cambio en los hábitos sociales han influido en la rentabilidad de muchas compañías, que se han visto obligadas a adaptar su hoja de ruta al entorno para que el engranaje funcione al ritmo adecuado y bajo los parámetros de sostenibilidad necesarios para garantizar la viabilidad futura de la entidad.

La gestión sostenible empresarial nos permite afrontar estos escenarios complejos desde un punto de vista más estable. Una metodología que contempla el factor económico, el social y el medioambiental. Tres elementos que interaccionan en el ecosistema empresarial y que pueden marcar la diferencia entre una balanza positiva y una negativa. Una estrategia que debe asumirse como parte inherente de la cultura de la empresa, adoptando buenas prácticas con seguridad y decisión, empleando nuevos recursos, pero, sobre todo, optimizando los ya existentes. No estamos hablando de recortes, sino que es necesario hacer una evaluación consciente y fundamentada de cuáles son los recursos que deben ser más eficientes. En muchos aspectos, debemos tratar de hacer un ejercicio de ingeniería sostenible, atender aspectos como el gasto energético superfluo, la reutilización de activos o el compromiso social que derivará en un reconocimiento positivo de la marca y, por lo tanto, en un posible aumento en la demanda de sus productos o servicios. En este sentido, además, es importante la reducción de la denominada huella de carbono, el índice que marca el total de gases de efecto invernadero, y cuya buena gestión ayudará a la empresa en dos aspectos: por un lado, un análisis adecuado de proveedores y recursos proporcionará materias primas y productos de calidad, ayudando también a reducir el gasto energético; por otro lado, ganaremos reputación entre nuestros clientes y consumidores, al contribuir al desarrollo económico de nuestro entorno.

La honestidad juega también un papel determinante en todo el proceso. Por supuesto, es conveniente recordar el papel primigenio de la empresa, el de asegurar los beneficios, la rentabilidad y la sostenibilidad del proyecto, pero, en un mercado moderno como lo es el actual, la viabilidad empresarial tiene que estar sujeta a otras variables. Y este doble binomio, empresa-sociedad y empresa-medio ambiente, debe abordarse con transparencia y una apertura de miras que confiera una perspectiva diferente a la utilizada en el modelo de gestión tradicional.

Junto a estos factores, encontramos también el legal. Los legisladores incluyen cada vez más la sostenibilidad entre las medidas que deben cumplir las empresas como parte de su desempeño, aplicando normativas que protejan los intereses empresariales, pero también, los del consumidor y el del medio ambiente.

En definitiva, la gestión sostenible empresarial, nos facilita mantener el crecimiento productivo en un ambiente que armonice con los distintos intereses, tanto sociales como económicos. El impacto que generan las compañías no tiene por qué estar reñido con la calidad de vida de las personas, por lo que es preciso – y perfectamente viable- obtener el equilibrio entre el interés empresarial y el de la sociedad, presente y futura.

Desde la Fundación para la Excelencia Empresarial de Castilla y León, Execyl, contribuimos a la buena gestión empresarial en materia de sostenibilidad y competitividad, proporcionando herramientas y ejemplos de buenas prácticas, a la vez que alentamos entre nuestros asociados, la administración y la sociedad el debate en torno a cuestiones como el reciclaje, el talento y la gestión de la diversidad, la digitalización o la eficiencia energética. Sin duda, la gestión sostenible debe verse como un nuevo modelo de gestión productiva que nos ayudará a asegurar el crecimiento de nuestra empresa.

 

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