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1. Invertir al máximo: De una forma eficiente pero sin escatimar en gastos, porque las repercusiones que suele tener un ciberataque son costosas, de unos 10 millones de euros de media.

2. Seguridad en la cadena de suministro: Hay que exigir un fuerte compromiso con la ciberseguridad también a los proveedores de servicios para evitar el robo de datos de salud de los pacientes a través de terceros.

3. Al día con la normativa: Es importante contar con el asesoramiento adecuando para cumplir la ley y prevenir problemas detectados desde otros sectores.

4. Comprensión desde la gobernanza: Los órganos de dirección deben estar formados, concienciados y adoptar medidas sobre la gestión de riesgos relacionados con la ciberseguridad.

5. Políticas de seguridad y análisis de riesgos: Medir resultados habitualmente y buscar los puntos débiles para corregirlos de forma inmediata con la ayuda de recursos humanos capaces de detectar y anular vulnerabilidades.

6. Formación: Todas las personas que conforman una organización sanitaria deben estar concienciadas sobre la importancia de la ‘ciberhigiene’ para evitar problemas: evitar descargas, no pinchar en enlaces sospechosos, etc.

7. Mecanismos de acceso fuertes: Evitar contraseñas sencillas, renovar infraestructuras informáticas para evitar que se queden obsoletas o segmentar redes que funcionen a modo de cortafuegos y que un ciberataque no se extienda.

Estas reflexiones están muy presentes en el Modelo EFQM, una herramienta eficaz para enfocar procesos de innovación reducir el impacto de una ‘cibercrisis’ en todo tipo de organizaciones, también en las del sector sanitario. Si buscas nuevas fórmulas para destacar en el campo de la experiencia paciente, desde el Club Excelencia en Gestión podemos ayudarte. Para más información, ponte en contacto con nosotros.