La reciente imposición de aranceles por parte de la administración Trump no es solo un gesto político o económico: es un síntoma de un cambio estructural en las reglas del juego internacional. Ante esta situación, las empresas europeas están llamadas a dar una respuesta estratégica y madura, en línea con los principios de la gestión excelente, innovadora y sostenible.
Vivimos en un entorno global marcado por la volatilidad y la creciente complejidad, en el que las empresas deben adaptarse con modelos de gestión más ágiles, resilientes y proactivos, como propone el Modelo EFQM.
Vivimos en un entorno global marcado por la volatilidad y la creciente complejidad, en el que las empresas deben adaptarse con modelos de gestión más ágiles, resilientes y proactivos, como propone el Modelo EFQM. La incertidumbre derivada de estas medidas proteccionistas afecta directamente a la economía global: caídas bursátiles, presión sobre los bancos centrales, encarecimiento de materias primas y depreciación del dólar. Pero más allá de los datos coyunturales, esta situación obliga a las organizaciones a reflexionar profundamente sobre su forma de gestionar y liderar.
Desde el Club Excelencia en Gestión, creemos que estos desafíos representan también una oportunidad para acelerar la transformación de nuestras empresas y reforzar su competitividad en el nuevo escenario global. ¿Cómo?
- Fortaleciendo modelos de gestión resilientes: La volatilidad requiere agilidad, visión estratégica y capacidad de adaptación. Herramientas como el Modelo EFQM, con su enfoque holístico de la gestión, ayudan a integrar la gestión del riesgo y los escenarios futuros como parte del ADN organizativo.
- Impulsando la autonomía estratégica: La actual reconfiguración de las cadenas globales de valor pone de relieve la importancia de reducir dependencias externas, especialmente y en lo posible, de proveedores o clientes de EEUU y de China. Las organizaciones que apuesten por la innovación, la relocalización inteligente y la sostenibilidad ganarán en solidez y posicionamiento.
- Liderando con propósito y sostenibilidad: En momentos de incertidumbre, el liderazgo transformador y humanista marca la diferencia. Las empresas que alinean su propósito con las expectativas de sus grupos de interés, de forma equilibrada, generan más confianza y estabilidad.
- Reindustrialización y autonomía estratégica europea: gracias a la deslocalización estadounidense, y al zarandeo al que nos está sometiendo la nueva administración Trump, Europa está promoviendo la autonomía industrial, energética y tecnológica, lo que crea nuevas oportunidades de negocio e innovación.
- Colaborando y compartiendo conocimiento: Europa está reforzando sus alianzas internas, y esto también debe trasladarse al ámbito empresarial. La colaboración entre organizaciones, la participación en comunidades sectoriales y el intercambio de buenas prácticas son claves para avanzar juntos hacia la excelencia.
- Atrayendo inversión y talento desde la transparencia y la excelencia: La buena gestión ya no es solo un factor interno: es también una ventaja competitiva en los mercados financieros, en la captación de talento y en la legitimidad social.
Como bien apuntaba recientemente Ursula von der Leyen, presidenta de la Comisión Europea, “debemos estar preparados para defender nuestros valores y nuestros intereses”. Esta defensa pasa, entre otras cosas, por consolidar un tejido empresarial fuerte, preparado y con vocación de mejora continua.
En tiempos complejos, la gestión excelente no es un lujo: es una necesidad. Sigamos trabajando juntos, desde el Club, para compartir aprendizajes, inspirarnos mutuamente y construir un futuro más sólido y sostenible para nuestras organizaciones y nuestra sociedad.